La Superlista: la lista para que ninguna otra lista las gobierne todas y las ate a las tinieblas

Los algoritmos de El Círculo, Twitter y Youtube en los tiempos de la muerte de la privacidad

Doy vueltas en la cama, de madrugada. Aunque la temperatura no es especialmente alta, la sensación térmica, después de esta lluvia precanicular (la lluvia destinada a llenar pantanos y devolver el equilibrio a las reservas hídricas) contribuye a que mi cuerpo transpire de más y la sábana bajera se humedezca.

Me reclino. Me siento en el borde de la cama. Desconecto el móvil del cargador. Me levanto, finalmente. Enciendo la cafetera de filtro, y me animo a abrir Twitter. Cuando abro Twitter por la madrugada, los tuiteros a veces me recrimináis mi falta de higiene del sueño.

La semana pasada me aparecieron por primera vez perfiles ultracatólicos y neonazis en Twitter. Con cruces retorcidas o esvásticas… o como quieras llamarlas, disimuladas entre rosas y claveles. Desde aquel momento, empecé a dar likes y a buscar por Google más precavidamente. En la historia, primero fue la prohibición a la prerrogativa del acceso a la información. Luego fue la hiperabundancia de información y la pereza de filtrarla. Los resultados que encabezaban los motores de búsqueda, y ahora, por primera vez, sentí el miedo a lo que los algoritmos pudieran pensar de mí. ¿Qué tal si busco esvásticas hindúes en Google (me interesa mucho lo místico oriental) o escribo que nazí en Barcelona y Google se piensa que soy neonazi y Twitter se piensa que soy neonazi y además (y lo que es peor todavía) que soy de letras y cometo erratas?

En Twitter lo comparto casi todo. Hoy me preguntaba lo siguiente: ¿Es la sinceridad una virtud? ¿Es la valentía de compartir tu propia vida con los desconocidos necesariamente una virtud? Y, una pregunta más: ¿Es honestidad tener el arrojo de compartir tu propia vida con los demás? Porque… ―otra pregunta, todavía― ¿basta con tener la valentía de compartir tu verdadera vida con los demás si no eres capaz de alcanzar dicha verdad? La verdad no solo requiere de valentía. No es solo permitir que te sujeten el cubata. La verdad es algo tan etéreo y tan real como el fuego o como la profundidad de un hoyo. Requiere de análisis y de consciencia.

Pareciera que la honestidad fuese el medidor de la calidad en los tiempos de redes sociales: Ibai en España, Mr. Beast en los Estados Unidos… Pero la transparencia y la honestidad no son la misma cosa. La transparencia sería como vender un riñón mientras que la honestidad sería como escribir un libro para que el lector aprendiese a cuidar sus riñones.

La intimidad impostada es todavía más triste que la ausencia de intimidad.

Por supuesto (ni lo dudes) que compartí el mazazo nacionalsocialista mediante un tuit en el cual lamentaba la existencia del otro Twitter, y mencionaba un término al que recurro a menudo para describir mi vida en redes, que es “mi burbuja intelectualoide”, en la cual siempre me siento a cobijo, en medio de esta selva microbloguera. Pero, como siempre, las mejores ideas vinieron por parte de los demás tuiteros. Una mutual describió este fenómeno como el otro lado del espejo, haciendo referencia a la novela de Carroll. Designa aquello que no acostumbramos a ver, pero está ahí.

Por supuesto, con la herida, Twitter me regaló la venda: “Carissa Véliz, experta en inteligencia artificial: «Somos cobayas en manos de las empresas tecnológicas»”. La interpretación del mundo actual de Carissa me hizo pensar en The Circle, de Dave Eggers. Una novela en la cual El Círculo es una macro-empresa capaz de retransmitir, comprender y, por ende, controlar cada aspecto de cada individuo se encuentre donde se encuentre. En esta novela, la protagonista, Mae Holland, que obtiene el trabajo de sus sueños en esta tecnológica, decide colgarse una cámara con micrófono cada día de su vida para volverse transparente. Y tras ella, los políticos, los influencers y, finalmente, los ciudadanos de a pie. Por último, la no transparencia se percibe como una lacra. ¿Qué querrán ocultar aquellos que no lo son?

Los hay que claman que en un futuro no tan lejano el verdadero privilegio será la intimidad. Porque… dime: ¿Se te ocurre un camino más indispensable para que se produzca esa facultad tan característica, tan intrínseca al ser humano, como lo es la consciencia? Porque, cuando nos hablan de inteligencias artificiales, eso es lo primero que nos preguntamos. Y de eso sacamos pecho. Las IAs no han cobrado consciencia de sí mismas ¿verdad? Pues nosotros, sí.

Mientras leía a Carissa Véliz en mitad de la noche, se me ocurrió la idea de la Superlista. Se me ocurrió dejar de hacer caso a los algoritmos aunque fuese durante una hora de mi vida online al día y centrarme en lo que yo quiero ver. No permitir que los algoritmos intervengan mi consumo en línea. Al fin y al cabo, así es como elaboro la lista de los libros que quiero leer, ¿por qué debería ser distinto con mi lista de contenido en línea?

La idea es dedicar una hora al día a escuchar a personas que de verdad me resulten interesantes. La lista empieza, paradójicamente, con la mujer cuyo contenido me recomendó el algoritmo de Twitter. Carissa Véliz es una intelectual que alerta sobre las empresas tecnológicas y su creciente autoridad sobre los humanos. Ese es el punto de inicio de mi lista.

La Superlista, por Gerard Serra

  1. «Privacidad es poder» amb Carissa Véliz

2. Alan Watts Explores the Wisdom of Taoism (subtítulos disponibles)

https://www.youtube.com/watch?v=TckxeWbGor4&t=120s

3. Esto es agua, de David Foster Wallace (subtítulos disponibles)

4. Lógico tal vez: Las Vidas e Ideas De Robert Anton Wilson (subtítulos disponibles)

5. La neurociencia de las emociones. Marian Rojas-Estapé

Aquí empieza la Superlista, que seguirá en mi twitter hasta que nos aburramos de ella. Se aceptan sugerencias. Y, diré más, se agradecen sugerencias, especialmente si son por parte de personas de carne y hueso. También se aceptan suscripciones a mi newsletter, si este artículo te ha resultado interesante. Si no te interesa, no te suscribas.

Y, si tienes algo que decir, puedes dejarlo en los comentarios. A mí me encantaría conocer tu opinión.

___________________________________________________________________

¡Espero que hayas disfrutado este artículo! Soy Gerard Serra y me dedico a la escritura y la creación. Si acabas de terminar tu libro y necesitas una corrección o si necesitas asesoría en tu proceso creativo, puedes contactarme aquí.

Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *